dc.description.abstract | La distribución, edad, génesis y magnitud de los ciento siete depósitos de minerales metalíferos ubicados en la Carta MineroMetalogenética San Antonio de los Cobres están estrechamente vinculados a la historia geológica y evolución geotectónica de las regiones morfoestructurales Puna, Cordillera Oriental y Sierras Pampeanas Septentrionales que, parcialmente, conforman el ámbito geológico correspondiente a la región. Del reagrupamiento de las sesenta y cinco unidades litológicas definidas en la Hoja Geológica 2566-I San Antonio de los Cobres (1:250.000) (Blasco y Zappettini, 1996), utilizada como base para la confección de esta Carta, se demarcaron diecisiete unidades tectonoestratigráficas representadas en el mapa correspondiente y en el cuadro cronológico, tectonoestratigráfico y litológico que lo acompaña. Entre los distintos tipos de depósitos minerales metalíferos definidos, ya sea por su magnitud o por la potencialidad económica de los mismos, se destacan los prospectos caracterizados por importantes zonas de alteración hidrotermal, zonas de brechas y mineralización diseminada de Au y Cu, vinculados a los sistemas hidrotermales mio-pliocenos de El Oculto, Centenario, Cerro Juncal, Cerro Gordo, Organullo y Negra Muerta (Abra del Acay). Son significativos también, por sus características y por la actividad minera que originaron, los depósitos vetiformes, subvolcánicos, polimetálicos complejos, con mineralización de Pb, Ag, Cu, Zn, Au, Bi y Sb de los distritos mineros El Queva, Concordia, La Poma (Esperanza), Incachule, Organullo y Abra del Acay, vinculados al mismo ciclo magmático y condicionados en su ubicación, como los mencionados anteriormente, a la megatraza transversal coincidente con el lineamiento Calama-Olacapato-El Toro y a zonas de cizalla recurrentes de rumbo meridiano vinculadas al tectonismo ocurrido en el Neoproterozoico y Paleozoico inferior, con reactivaciones sucesivas en el Mesozoico y Cenozoico. En la sierra de Cachi se ubican las pegmatitas complejas ricas en Nb, Ta, Bi, Li y Be del distrito El Quemado, que constituye la acumulación de Nb y Ta más importante de Argentina, con un período de explotación precaria a mediados de la década del ‘40. Se mencionan por sus expectativas económicas las concentraciones de Li y K en salmueras sobresaturadas que impregnan los niveles terrígenos y salinos de las cuencas endorreicas presentes en la Carta, particularmente el salar del Rincón, donde los valores obtenidos en estos elementos son los más altos. Con cierta actividad extractiva aunque a la fecha inactivas, se mencionan las yacencias termales de manganeso, tales como Cerro Remate, Ochaqui, Piscuno y otras, relacionadas con la actividad termal póstuma del volcanismo cenozoico. A partir de la ubicación, características y génesis de los distintos tipos de mineralizaciones y de la información geológica, geoquímica y geofísica disponible, se delimitaron tres fajas metalogenéticas a las que se vinculan distintas mineralizaciones que van desde el Proterozoico superior-Paleozoico inferior hasta el Cuaternario. En ellas se incluyen: 1) pegmatitas complejas ricas en Nb-Ta-Bi-Li-Be, alojadas en metamorfitas de la Formación La Paya y vinculadas al magmatismo de retroarco acontecido durante el Cámbrico inferior, representado por las trondhjemitas de la Formación Cachi; 2) sistemas hidrotermales que originaron depósitos vetiformes subvolcánicos, polimetálicos complejos, zonas de alteración hidrotermal con mineralización diseminada de Cu y Au, vinculadas a cuerpos intrusivos, brechas hidrotermales y tectónicas y depósitos teletermales de manganeso; 3) cuencas endorreicas de retroarco formadas en el Pleistoceno-Holoceno, en las que se registran acumulaciones de salmueras enriquecidas en litio y potasio. Se definen distintos metalotectos que por sus características pueden identificarse como estructurales y litológicos. Entre los primeros se destacan las megaestructuras de carácter regional con actividad recurrente, que han sido determinantes en la localización de cuerpos volcánicos y subvolcánicos vinculados al magmatismo cenozoico y sistemas hidrotermales asociados, con los que se relacionan las mineralizaciones conocidas más importantes. De acuerdo a su orientación, se distinguen dos grupos, uno transversal al rumbo del orógeno andino, con orientación ONO-ESE, y otro paralelo al mismo. Las zonas de crucero entre estas grandes estructuras son los puntos más favorables para la localización de sistemas hidrotermales que originan zonas de alteración propicias para la ubicación de distintos tipos de depósitos minerales. Como metalotectos litológicos se incluyen los sistemas volcánicos vinculados a la orogénesis andina, representados por grandes estratovolcanes, calderas y cuerpos subvolcánicos, con estrecha relación con la serie calcoalcalina andesita-dacita-riolita, que evolucionaron desde el Neógeno hasta el Cuaternario, particularmente en el Mioceno superior-Plioceno. Los sistemas hidrotermales con los que se relacionan zonas de alteración hidrotermal con mineralizaciones diseminadas y campos filonianos polimetálicos se vinculan a esos episodios volcánicos. La superficie de la Carta está cubierta totalmente por aerogeofísica (aerogammespectrometría y magnetometría), correspondiendo a los bloques Puna Norte, al norte del paralelo 24° 05’ y Salta-Catamarca, al sur del mismo. El análisis de la información geofísica, que incluye anomalías magnéticas máximas y mínimas, lineamientos magnéticos y anomalías de potasio, torio y uranio, muestra claramente los contrastes litológicos y particularmente las características estructurales expresadas por lineamientos magnéticos regionales, permitiendo la delimitación de 38 sectores de interés identificados por sus coordenadas, tipos de anomalías, entorno geológico y relación con mineralizaciones conocidas, cuando éstas existen. La mayoría de las áreas geoquímicamente anómalas de la Carta se ubican dentro de la faja POS-AMTN. Se vinculan al desarrollo del arco magmático neógeno y su proyección transversal al rumbo andino relacionado con un rasgo tectónico de carácter regional, de dirección NO-SE, representado por los lineamientos Calama-Olacapato-El Toro y otro ubicado más al sur siguiendo la alineación de los volcanes Rincón y Tul Tul, y el estratovolcán El Queva. La otra zona está estrechamente relacionada con la faja vinculada al magmatismo de retroarco del Proterozoico superior-Cámbrico inferior (PRE-PAM2), representado por las trondhjemitas de la Formación Cachi y las pegmatitas de elementos raros del distrito minero El Quemado. Se destaca la importancia de las anomalías geoquímicas determinadas en base al análisis de sedimentos de corriente; ellas confirman la presencia de manifestaciones relativamente conocidas y otros sectores donde es necesario realizar trabajos de exploración para definir el modelo metalogenético que las generó. Es clara la relación existente entre los depósitos mineralizados y la conjunción de metalotectos estructurales (lineamientos NO-SE, estructuras N-S) con los litológicos (magmatismo neógeno). A pesar de la variedad, cantidad, características y potencialidad minera de los depósitos metalíferos ubicados en la Carta, a la fecha no se registra actividad minera extractiva en ninguno de ellos, limitándose la misma al aprovechamiento de minerales no metalíferos tales como boratos y perlita. | es_AR |