dc.description.abstract | A 80 km por camino, desde Mendoza; bajo la ruta nacional N° 7, a una altura de 2900 m s.n.m., se ha comprobado la existencia de un depósito tipo “Pórfido cuprífero”. En un ambiente geológico-estructural de “montañas falladas en bloques”, en medio de una depresión cubetoide rodeada por cerros de mediana altitud y cubierta por relleno coluvial, asoma un pequeño cerro romo muy alterado multifisurado, blanqueado, limonitizado, presentando en general los síntomas típicos del “sombrero de hierro” de esa clase de objetivo exploratorio. Este asomo y otros 12 satélites de mínima exposición, denotan la antigua superficie meteorizada del Cuartario Inferior y están distribuidas sobre una superficie de 300.000 m2. Compuestos por metasedimentos e intrusivas son la resultante de que rocas mesosilícicas ácidas (Cretácico-Terciario) correspondientes a un magma monzodiorítico y su sequito filoniano, han intruido en un complejo supratriásico constituido por sedimentitas margosas, areniscosas, tobáceas, aglomerádicas y vulcanitas, transformándolas en metasedimentos por efecto térmico-dinámico cuyo metamorfismo gradúa en razón de la distancia de aquellas. Se desarrollaron también “brechas” de contacto. Un empuje tangencial desde el NE o un relajamiento de la presión en profundidad con su natural secuela de fallas y fracturas explicaría la forma domada del afloramiento principal como así también el relieve general topográficamente negativo. Fluidos hidrotermales acompañantes del pequeño “stock” intrusivo han provocado, con sus efectos térmicos y químicos, un zonamiento de alteración a partir de un centro silicificado-sericitizado, graduando en dirección centrifugal a sericitización-argillización, cloritización, biotitización, epidotización, calcitización, ortoclatización, (errática en venillas o a partir de éstas) y mineralizado con sulfuros metálicos (principalmente pirita y muy subordinadamente calcopirita y molibdenita). La exploración consistió esencialmente en mapeo geológico, investigaciones geofísicas, geoquímicas y perforaciones. La cobertura coluvial de un 90% del área determinó la aplicación de los métodos geofísicos: sísmica, magnetometría, polarización inducida. Este último limito un área de márgenes bien definidas de 2.3 por 1.7 km (4 km2) de alto contenido en sulfuros con núcleo silicificado. El muestreo geoquímico de rocas señala una anomalía coincidente y sobrepuesta a la apuntada en el párrafo precedente indicando un área central fuertemente anómala de 1.5 km2 en molibdeno-cobre y negativa en zinc plomo, decayendo hacia la periferia en los dos primeros elementos e incrementando hasta hacerse francamente anómala en plomo-zinc. La mayoría de las 25 perforaciones, que con un desarrollo total de 5905 m se enmallaron en la zona central, muestran claramente el desarrollo clásico de los tramos de: lixiviación (ocasionalmente oxidación), manto supergénico o cementación y mineral primario. La sobrecarga (relleno coluvial + roca lixiviada) promedia 96 m la que aumenta a 112 m en los sondeos que presentan una definida zona de enriquecimiento supergénico, de los cuales la mitad corresponde a relleno coluvial y el complemento a roca “in situ” lixiviada; el manto supergénico (donde predomina calcosina terrosa) posee un espesor promedio de aproximadamente 50 m. En cuanto a las siete perforaciones ubicadas en zonas aledañas, que suman 450 m, si bien señalan que la mineralización cuprífera como así también la alteración sericítica trasciende más allá del área prospectada en detalle, en razón de sus longitudes no sobrepasaron la zona de lixiviación, pero abren un interesante interrogante en relación con la profundización de las mismas y las áreas intermedias. Un cálculo estimativo haciendo jugar los resultados de las perforaciones señala la posibilidad de obtener 186.000.000 t de mena de 0.58% Cu con una relación esteril-mena de 1.86:1 con la ponderación de los bloques 1 (82.000.000 t de 0.6% Cu), 2 (32.700.000 t de 0.95% Cu) y 3 (71.700.000 t de 0.4% Cu). | es_AR |